No sé si Meléndez ha emprendido una ofensiva mediática o si las denuncias y las investigaciones oficiales acerca de sus extrañas actividades han empezado a llamar la atención de la prensa. Hoy aparecen sendos reportajes en
Canarias 7 y en
El Día de Tenerife, que tienen a Meléndez de protagonista. Canarias7 titula su reportaje “Los polvos mágicos. Miles de canarios mejoran sus dolencias gracias al doctor Meléndez”, mientras que El Día, más efectista, titula el suyo “Enrique Meléndez-Hevia catedrático de bioquímica de la universidad de la laguna: "Mi tratamiento puede frenar la propagación del cáncer"”. Ambos reportajes aparecen sin firma: en Canarias 7 bajo las siglas de R.R y el El Día bajo las de N.D.
Algunas de las dudas planteadas sobre las prácticas de Meléndez ya se le formulan directamente en ambos reportajes, en los que sólo habla Meléndez y los periodistas en cuestión no se les ocurre consultar ninguna otra fuente. A riesgo de ser reiterativa con el tema. que ya me cansa, lo que sucede es que el caso Meléndez se ha hecho recurente en la sociedad tinerfeña y en sus medios de comunicación, al tiempo que empiezan a oirse runrunes sobre víctimas (perdón, pacientes) de Meléndez que han visto agravadas sus dolencias. Por ello, el reportaje de Canarias7, en la provincia oriental, informa del caso, da la palabra a Meléndez sobre sus falsas patentes y su investigación, y se dedica después a entrevistar a sus pacientes en una especie de publireportaje: “El antes y el después de la familia Rubio” y cosas así. Todos ellos han perdido peso dejando de comer y tomando los “polvos” mágicos. Por ello en El Día, una entrevista en sus nuevos locales de la Urbanización Aguere de La Laguna, Meléndez toca “todos los palos” de críticas e investigaciones, trata de tranquilizar a los pacientes y dar garantías de sus tratamientos y amenaza a sus críticos, incluida la Universidad de La Laguna.
En la entrevista de El Día, hay una parte que merece ser reproducida. Dice Meléndez:
“Prácticamente tenemos especialista en todas las ramas en las que trabajamos. El Instituto de Metabolismo Celular tiene entre su personal a muchos médicos, ahora mismo hay más de cien médicos colaborando con nosotros. Si embargo, esto no es un consultorio médico, sigue teniendo el rango de proyecto de investigación.”
¿Qué es ese Instituto de Metabolismo Celular”? ¿Cuándo fue creado y dónde tiene su sede? ¿Es una empresa o es un instituto público de investigación? ¿Quiénes son esos 100 médicos que colaboran con él? ¿Dónde está el listado del personal científico adscrito a ese Instituto? ¿Cuál es su relación con la Universidad de La Laguna? ¿Qué fondos financian ese proyecto de investigación, quién gestiona esos fondos y de donde proceden? ¿qué papel juegan los pacientes en ese proyecto y en dónde está especificado y autorizado esa intervención de cobayas humanas?
Meléndez da respuestas etéreas sobre el tema de la financiación: “tenemos inversores” ¿quiénes? ¿cuántos? ¿dónde se registran esas inversiones? ¿en la Universidad de La Laguna? ¿sabe Hacienda de ellas?
-”¿De dónde ha obtenido recursos suficientes para no sólo autofinanciarse sino también para subvencionar a otros grupos? “
-”Tenemos inversores que están ayudando al instituto y esto se empieza a notar, inversores que aportan sus recursos y nos ayudan a gestionar la patente. No se puede patentar algo por las buenas, hay que demostrar que funciona. Ya hemos presentado la patente en Estados Unidos y en la oficina de la Unión Europea. La patente provisional del Factor 1 se presentó en agosto del 2004 y la del Factor 2 en enero del 2005, antes de agosto de este año se presentó la patente definitiva del Factor 1.“
Meléndez miente sobre la patente una vez más. Ahora pretende ganar tiempo hasta febrero de 2006 con este cuento. No hay ni patente provisional ni definitiva. Y nada de ello le impide la publicación.
“La patente definitiva saldrá publicada en febrero del 2006, y en este momento podremos empezar a comercializar el producto.”
-”Pero ¿no lo están comercializando ya?”
-”No, para comercializarlo debe indicar en la etiqueta su composición. Todas las personas que están aquí, sean muchas o pocas, están en calidad de colaboradores voluntarios con el proyecto de investigación y firman un documento en el que aceptan no conocer la composición con nuestra garantía de que son nutrientes legalmente autorizados para el consumo humano. Cumplen tres condiciones, son nutrientes, que están autorizados para usarlos como tales sin ninguna limitación y la calidad de lo que ofrecemos tiene registro de Sanidad.”
Precisamente una de las objecciones que se le han hecho a Meléndez es que no se han investigado previamente los efectos que la ingesta masiva de uno de esos factores (o los dos) puede tener sobre el organismo. Meléndez está usando como fármaco lo que es un nutriente y lo hace con cobayas humanos que pagan, además, su tratamiento, para bien y para mal.
-”Estos colaboradores hacen una aportación económica de 50 euros por cada Factor...”
-”Sí, es una aportación voluntaria pero cuando alguien acredita que no tiene dinero no hay ningún problema. A nosotros los productos no nos lo regalan. Esta es una institución sin ánimo de lucro y declara en sus ingresos las aportaciones de estas personas.”
Sigue la ambigüedad:
-”¿Con qué presupuesto cuenta?”
-”Depende del año, en 2004 fue de unos miles de euros. Tenemos subvenciones, ya hay muchos inversores que ya están organizando la expansión de todo esto.”
¿Cuántos miles de euros? ¿2 mil o 900 mil? ¿Y a qué subvenciones y qué tipo de inversores se refiere? ¿Privados o empresas de capital riesgo? Porque más adelante va a decir que es independiente y que no cuenta con ayuda oficial y aquí habla de subvenciones.
Otro momento de la entrevista (negritas añadidas por mí):
-”¿Cuándo publicará su trabajo?“
-”La ciencia buena no se hace ni en seis meses, ni en un año, ni en dos, necesita tiempo. Por lo general la ciencia que se hace tan deprisa trasciende poco. Pero como toda la ciencia depende de una subvención y ésta se tiene que ajustar a estas pautas, lo que están consiguiendo los gobernantes es que cada vez haya menos ciencia independiente. Le dicen en qué tiene que investigar y la velocidad a la que tiene que hacerlo. Un investigador con una idea nueva no tiene ahora mismo ninguna vía para poderla llevar a cabo, pues al ser nueva no pertenece a un área prioritaria y esto es lo que me ha pasado a mi toda la vida. Siempre he sido un rebelde en esto, no he querido atenerme a las líneas que decían. Cada vez que se produce un descubrimiento científico importante supone una rotura del paradigma y esto no está de moda. Ningún gobierno subvenciona a alguien que vaya a destruir una creencia que ya existe.”
La “ciencia buena” de Meléndez sólo es su afirmación por él mismo, que se presenta como un rebelde. Ya antes ha citado a Galileo, con quien gusta compararse, para afirmar que las leyes le prohiben decir la palabra “curar”, dado que no es médico ni farmacéutico. Epur curantibus, él sostiene que se curan y que sabe por qué. Y que tiene resultados. Pero el colmo del cinismo viene ahora (negrillas añadidas por mí):
-”Entonces descarta publicar sus investigación...”
-”Yo lo que quiero decir es que nosotros estamos haciendo una investigación independiente que no depende de subvenciones estatales. Somos la única institución en el mundo que hacemos ciencia independiente, ... Nosotros no tenemos un objetivo comercial en la ciencia que hacemos, las aplicaciones ya vendrán. Como no dependemos de las publicaciones para mantener nuestra subvención económica, no nos imponemos hacer un determinado número de publicaciones cada cierto tiempo. Las hacemos cuando tenemos los resultados terminados, pero la condición fundamental para esto es la patente, porque es lo que garantiza la continuidad del proyecto. No investigamos moléculas nuevas, sino investigamos propiedades nuevas de sustancias que ya se conocen y obtener patentes de aplicación es muy complejo. Eso sí todos los productos que usamos están el código alimentario y es completamente legal utilizarlos. Tengo los certificados de los registros sanitarios de todos los productos, se los he enseñado tanto a las autoridades sanitarias del Gobierno canario y del central y se han quedado tranquilos porque es una cosa totalmente legal.”
Hace “ciencia independiente” (¿independiente de qué? ¿independiente de la comunidad científica?), no tiene objetivos comerciales, pero sólo va a publicar cuando tenga la “patente fantasma”. Las patentes son precisamente las aplicaciones comerciales de la ciencia y lo que dice de las “patentes de aplicación” es una patraña, pues no existen patentes de aplicación, como se ha señalado en otros lugares de este blog. Ahora da fechas para esas patentes. Serán comprobadas, pero casi adelantamos desde ahora que son falsas, que es una artimaña para ganar tiempo y para no perder clientela, pues ya ha pasado el tiempo suficiente como para que empiecen a manifestarse los efectos secundarios de los experimentos incontrolados de este profesor que se presenta como un revolucionario de la ciencia y dice, sin rubor ni empacho, que
“estamos estudiando las matemáticas del metabolismo” y que “el origen de la artrosis, la diabetes, la hipertensión, la obesidad y muchas otras enfermedades degenerativas es un problema metabólico”.
Ningún organismo público financia los proyectos de Meléndez en convocatorias competitivas no porque sus ideas no estén en las líneas priorizadas por los planes de I+D, pues la salud y la nutrición siempre lo están y, además, existen los programas de promoción general del conocimiento para desarrollar ciencia básica. No los financian porque los proyectos de Meléndez no parecen tener fundamento científico alguno. Y él se defiende bajo el parapeto de la “rotura de los paradigmas”, que suena tan postmoderno y a la gente que lee El Día le suena a chino pero con buena música.
"Hemos roto muchos paradigmas", aseguró el científico, quien dijo que la principal doctrina que han roto es la de la nutrición, que se basaba en que los hidratos de carbono son la fuente principal de energía. "Hemos demostrado que no es así, sino que es la grasa. La alimentación ha bloqueado el consumo de la grasa." Explicó que el factor 2 permite al organismo gastar grasa, con lo que recupera esta capacidad, momento en el que se puede dejar de tomar. Es decir, apuntó, este producto es un corrector de la alimentación."
Un “corrector” de la alimentación que no ha sido ensayado previamente y que se lanza alegre y masivamente a la prueba sobre 7000 personas para estudiar qué sucede y entonces publicar. Más que romper paradigmas lo que Meléndez rompe son las normas elementales mismas de la actuación científica, procediendo sin ninguna clase de control. ¿Quién se va a hacer responsable de los experimentos de Meléndez si éstos salen mal? Pero no le gusta al doctor Meléndez que lo critiquen y nos amenza por ello.
-”Sus detractores le acusan de jugar con las ilusiones y esperanzas de personas enfermas...”
-”Y el resultado ¿cuál es?, ¿estamos decepcionando a la gente o ven que esto funciona? No estamos haciendo ningún tipo de publicidad, sería lo último que hiciese. Podría hacerlo y sería legal, pero no quiero. Estos detractores deberían ser un poco cautos porque cada vez que salen en un medio hablando mal de nosotros al día siguiente se colapsan los teléfonos, porque todo el mundo quiere venir, es decir, tienen muy poca credibilidad. Si fuese esto así un paciente no se lo recomendaría a toda su familia y amigos. Me da pena de verdad que les moleste tanto que hayamos hecho un descubrimiento. Vamos a suponer que todo lo que decimos sea mentira, ya lo dirá el tiempo sin necesidad de que nos ataquen. Qué empeño en atacarnos cuando además cada vez se quedan más solos, si el tratamiento no funcionase no podríamos haber crecido de esta forma. Tenemos resultados que se demuestran en la analítica de los pacientes. Si a mi me cerrasen esto, no me hundirían, me iría a otro sitio y me pondría a hacerlo otra vez, no me cuesta nada. Todos los que nos atacan se van a quedar haciendo el mayor de los ridículos, deberían ser cautos. Piensan que son los salvadores enmascarados de la sociedad y que yo estafo a miles de personas. No tiene sentido, con una diferencia yo sé lo que hago y ellos no y si lo saben no lo comprenden. Esta solución ha estado mucho tiempo oculta, lo han tenido siempre delante y no lo han visto. Nosotros sí y ellos creen que es un insulto para ellos.”
Que Meléndez diga que no ha hecho publicidad en los medios, cuando la prensa, las radios y las televisiones le han hecho generosamente un amable hueco en sus magazines y espacios para vender su humo y sus factores, es manipular la realidad. Puede que no haya pagado anuncios. Pero publicidad y propaganda, ambas cosas, ha hecho, y sigue haciendo tanto en la entrevista de El Día como en lo de Canarias 7. No sé a quién tendrá en mente Meléndez cuando dice eso, si a Javier Corzo director de su Departamento universitario o al Doctor Sierra del Departamento de Salud Pública de la ULL. En lo que a mí respecta, no me molesta en absoluto que haya hecho un descubrimiento si es que así fuese. Pero sucede que no hay descubrimiento, no hay patente y no hay publicaciones. Sólo hay la repetición idéntica de los argumentos y discursos de hace un año, sumado al hecho de que sus pacientes se han multiplicado por diez y sus ganancias no se sabe bien por cuánto, pues es evasivo sobre sus inversores y sobre los “empresarios que ayudan”. En absoluto me siento insultada por “no haber visto” eso que “ha estado mucho tiempo oculto” (como los sagrados misterios), sino más bien me siento asustada por los efectos que pueden tener los experimentos incontrolados de este incauto profesor sobre tanta gente. No me siento “salvador enmascarado de la sociedad”, ni tan siquiera portavoz de colectivo alguno, sino me siento una ciudadana estupefacta por el hecho de que en pleno siglo XXI y en pleno territorio de la Unión Europea y del Reino de España, bien que sea ultraperiférico y remoto, se puedan estar haciendo experimentos sin control sobre humanos, lo haya denunciado el Comité de Ética de la Universidad de La Laguna y no suceda nada. Absolutamente nada. Eso le da alas para anunciar ahora que cura el cáncer, aunque no use la palabra “curar” para evitarse problemas. Una cosa es el sobrepeso y la mejoría experimentada al perderlo y otra el cáncer.
Una investigación que se abre y se cierra, un expediente cautelar que se mantiene abierto, una denuncia de la que no se ha vuelto a saber... Un espeso manto de silencio. Parece que la cautela impide pronunciarse públicamente a muchas gentes del mundo de la universidad y de la ciencia en Canarias. No sabemos si es el miedo al “ridículo” con que Meléndez amenaza a sus detractores o si es por otra clase de miedo debido a los poderosos apoyos de Meléndez. Canarias7 destaca que “En las fichas de resultados del profesor hay consejeros del Gobierno de Canarias, diputados, abogados, jueces, profesores universitarios, deportistas de elite..., pero también hay amas de casa, dependientes de comercios, jubilados. Todos están «encantados» con los Factores 1, 2 ... hasta el Factor 6 y con la dieta que les recomienda Meléndez-Hevia, todos han mejorado, les duelen menos las rodillas, han dejado de pincharse insulina o han adelgazado buena parte de los kilos que les sobraban.” No sabemos a estas alturas si el fiscal que tramitó la denuncia que en su día puso el Rector de la ULL era o no paciente de Meléndez, pero sí sabemos de importantes cargos universitarios y políticos que son sus pacientes, sus víctimas, sus defensores y sus promotores. Eso le ha dado ínfulas a Meléndez para atreverse con enfermo de cáncer y afirmar mejoras importantes en la evolución de la enfermedad, a fin de atraerse más clientela y engrosar sus arcas.
Con tanto miembro de las élites políticas y económicas canarias entre los pacientes de Meléndez esperemos que el tratamiento funcione, no nos vayamos a quedar sin tan preclaras mentes y tan relevantes próceres. Pues en ese caso, Meléndez sí se convertiría en un revolucionario, pero no de la ciencia, donde me temo que quedará encuadrado entre los casos de fraude científico descritos por Meron en su sociología de la ciencia, sino de la vida política canaria. La tan ansiada por algunos renovación de las viciadas cúpulas dirigentes canarias, entre el caciquismo rural con base clientelar y el autoritarismo rampante y fachoso, podría hacerse realidad a causa de los “polvos mágicos” de Meléndez. Si se diera el caso, quizás no me dolerían prendas en reconocerle extraordinarios y milagrosos poderes. Pero antes tendría que verlo y, la verdad, aunque nuestra “dirigensia” no me hace feliz precisamente, a pesar de las promesas de don Adán Martín cuando accedió a los altares, no les deseo mal alguno, pues me conformo conque pierdan las elecciones algún día. No hemos visto maravillas apreciables en las actuaciones recientes de los mandamases para detectar y aislar algún efecto colateral o no previsto de los factores 1 a 6 en el recto obrar, la prudencia y el buen juicio políticos. La doctrina del “exquisito equilibrio” no se la podemos achacar a los polvos de Meléndez porque ya dijo el Presidente que era debida a que él era de signo Libra y eso lo hacía equilibrado.
Por cierto y para terminar: ¡ya son 6 factores! ¿sabe alguien cuáles son los 4 nuevos? ¿de qué se componen?¿cómo se ha pasado de 2 a 6? ¿Acabará alguna vez el caso Meléndez? ¿Sabré por fin si puedo ir con garantías a perder los 10 kilos que me sobran? ¿Pueden todos los biólogos abrir consultas públicas y vender preparados alimentarios? ¿Eso se regula en alguna parte? Si algún pariente va a Meléndez y le sucede algo ¿a quién tengo que recurrir?