Howell Raines, periodista, y ex director de
The New York Times escribe hoy en
El País un interesante artículo sobre
La deteriorada conciencia cívica de Bush. Raines analiza las estrategias políticas de Bush para alcanzar la presidencia y derrotar a sus adversarios. Estrategias donde todos los medios son aptos y donde la desinformación es parte esencial. Destaco dos trozos:
"Los Bush creen en dejar que el populacho controle las restricciones sociales y religiosas que emanan de Washington, siempre y cuando sea Wall Street el que decida qué pasa con el dinero de la nación."
"George W. Bush está situado en la cima de una pirámide de privilegio cuya historia e importancia social él casi seguro no entiende"
Los destaco porque me parece que ésta es la misma posición de las derechas en todos lados. En España, tanto con el Gobierno de Aznar como, ahora, con la forma en que el PP ha asumido su estatus de oposición, con un desmelene mediático de envergadura. Desmelene al que dedica una muy buena reflexión Don Santiago Carrillo, el ex secretario general del PCE cuando los tiempos de la Pasionaria, en otro artículo también de
El País (perdón por el exceso), titulado
La campaña contra Rodríguez Zapatero. Con Don Santiago se cumple eso de que "más sabe el diablo por viejo que por diablo".
En Canarias la cosa tampoco es distinta. Los que nos mandan están también en su pirámide de privilegio de larga historia y gran importancia social. También ellos creen en que las restricciones sociales y religiosas -los carnavales, romerías y procesiones del nazional sabandeñismo- las dicte el populacho, mientras que sean ellos quienes decidan qué pasa con la pasta: es decir, con los presupuestos públicos, con las obras faraónicas, con las recalificaciones de terrenos, con las comisiones. Y la desinformación también está omnipresente: en la TV autonómica, en los periódicos locales, en las cadenas de radio.
Sólidas creencias. Y tan bien que les funcionan.