No me refiero a nuestra clase político-empresarial ni a nuestros gobernantes, aunque a veces los términos "pirata" y "corsario" puedan cuadrarles bien. Me refiero a la noticia de que en Suecia han creado un nuevo partido, el Partido de los Piratas,
Piratpartiet , para defender el cese de la apropiación privada del conocimiento, la abolición de la propiedad intelectual y la despenalización del intercambio de ficheros (p2p) sin ánimo de lucro.
Los que defendemos el dominio público del conocimiento, el procomún, tanto si se refiere a ideas, a lenguajes o a creaciones artísticas, no gustamos del término 'pirata' por las connotaciones criminales que tiene. Ha sido la industria de contenidos la que ha criminalizado el hecho de compartir el conocimiento y la cultura, llamando "piratas" a los que comparten sus libros, sus discos, su software o sus conocimientos. Las empresas mediáticas, que son corporaciones con tendencia al monopolio de los contenidos en diversos medios, han acabado imponiendo las etiquetas criminales y han hecho de los usuarios de las redes p2p delincuentes. No es delito copiar música, ni bajarla de Internet, por más que a Teddy Bautista y a su chiringuito les duela.
Con el apoyo expreso de las autoridades en la mayor parte de los casos, como sucede en España con la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y la Ley de Propiedad Intelectual, hechas a la medida de los intermediarios del negocio cultural: las sociedades que gestionan los derechos de autor y que cobran cantidades sustanciosas por el consumo cultural, sean libros, películas, música, fotos o dibujos, con la excusa de proteger la creación y defender a los creadores. No es cuestión de repetir los argumentos contra el canon a los CD y DVD vírgenes: un impuesto indirecto que cobra una sociedad privada, como ayer denunciaba José Fco. Fernández Belda en
Un privilegio de la SGAE (I), publicado en
CanariasAhora.com.
Es interesante esta iniciativa sueca y será cuestión de ver cuál será su éxito en las elecciones de septiembre de 2006. Otras iniciativas ciudadanas de este estilo, como el partido para la legalización del cannabis o el de la tercera edad, no han logrado superar, en España, las férreas barreras que favorecen -algo escandalosamente- a los grandes partidos.
El conflicto por la propiedad del conocimiento va a ser un conflicto central en los próximos años. No está nada mal que los bandos se organicen políticamente, como ya se ha hecho a nivel de fundaciones, asociaciones y ONG's, como la
Fundación para una Infraestructura de Información Libre, la
Free Informarion Society, o el
Directory of Open Access Journals, además de las más conocidas
Free Software Foundation o la
Open Source Initiative.
Bienvenido, Partido de los Piratas. Si fuera sueca, que no lo soy, ya tendría a quiénes votar en las próximas elecciones. En España aún andamos muuuuuuuuuuuuy lejos de todo eso.