Además del "caso Delta", que nos dejó sin "Roque partío" o "Dedo de dios" y que dejó al descubierto la desastrosa situación de las infraestructuras eléctricas en Canarias (especialmente en Tenerife), así como la total incapacidad de gestionar la protección civil por parte del Gobierno de Canarias en situaciones de riesgo por fenómenos meteorológicos adversos, los vientos siguen siendo noticia política en estas desdichadas islas, a las que el presidente no logra hacer felices por más que se ponga a ello (o quizás por ponerse a ello).
Un nuevo escándalo no salpica sino que empapa al Gobierno de Canarias, al Cabildo de Gran Canaria y a toda la clase política de las islas. Se le conoce como "trama eólica" y está implicado principalmente el Partido Popular, y Coalición Canaria por mirar a otro lado cuando eran socios de Gobierno. Toda la prensa local recoge hoy que el Parlamento de Canarias va a crear una comisión de investigación para "depurar" las responsabilidades políticas del caso, lo que significa que habrá componendas, mareos de perdices diversas y abundantes rosarios de la aurora. Y, además, la tal comisión parlamentaria entorpecerá y contaminará el trabajo de la fiscalía anticorrupción, de la cual cabía tener alguna esperanza de que no sólo aclarase el asunto sino también de que acabara con la impunidad con la que en estas tierras se saltan a la torera las leyes y se mezcla lo privado con lo público (más bien, se usa lo público con fines privados).
CanariasAhora.com publica hoy un
artículo de Antonio Morales, Antonio González Vieitez y Francisco Cabrera señalando claramente las mentiras al Parlamento y las incoherencias del ex consejero de Industria, Comercio y Nuevas Tecnologías del Gobierno de Canarias, el hermanísimo Luis Soria del PP. Todo empezó cuando la empresa pública Megaturbinas de Arinaga, propiedad del Cabildo de Gran Canaria, fue obligada a no participar en la instalación de unos "molinillos" en el muelle de Arinaga a fin de favorecer a una empresilla recién creada que, oh casualidad, era propiedad del casero y los amigos del presidente de tal Cabildo. Hay sabrosas informaciones
aquí,
aquí,
aquí y
aquí, por no extenderme en los enlaces.
Pongo a dios por testigo, que decía la señorita Escarlata, de que con esta comisión parlamentaria no nos vamos a enterar absolutamente de nada. Sólo cabe esperar que dejen trabajar a la Fiscalía anticorrupción y que ésta no se eternice en sus investigaciones. La verdad, como señalaba el domingo pasado
Vicente Verdú , es una especie en peligro de extinción.