Ayer tuvimos la buena
noticia de que el Servicio Canario de Salud, dependiente de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, había declarado ilegales los polvos de Meléndez debido a la denuncia presentada por un médico sobre sus efectos adversos en un paciente. Ya se había comentado
aquí que el cese del Director General de Salud Pública, Francisco Rivera, podía estar relacionado con este caso, pues en la noticia de ayer se informaba que el Servicio Canario de Salud llevaba ¡año y medio! investigando el asunto y que esta larguísima investigación se había acelerado debido a que un médico comunicó al Sistema Nacional de Farmacovigilancia la reacción adversa de un paciente al que se le habían administrado los polvos, y Farmacovigilancia pidió información a la Consejería de Sanidad sobre el producto y su registro sanitario, como ya había hecho la Agencia Nacional del Medicamento hace más de un año.
También se informaba que Luis Serra, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y presidente de la Sociedad Española de Nutrición, llevaba tiempo solicitando a la administración sanitaria canaria una acción contundente contra la actividad del catedrático Meléndez Hevia. "Lo que está administrando el doctor Meléndez no está declarado ni autorizado y, por tanto, en cualquier otro sitio de España y del mundo, a este señor le habrían requisado estos productos". Don Luis: en cualquier sitio de España y del mundo, sí, en Canarias no, porque éste es el paraíso del "todo vale" con tal de que tengas apoyos políticos y a Meléndez no le faltan. Quizás por ello, el rectorado de la Universidad de La Laguna ha mantenido un culpable y cómplice silencio al respecto, apoyando por omisión las irregulares prácticas curanderiles de Meléndez.
Hoy domingo, diversos periódicos locales se hacen eco del asunto.
Diario de Avisos , que había mantenido un silencio significativo sobre el tema, recoge las declaraciones de Eligio Hernández, Fiscal General del Estado en tiempos de Felipe González, paciente y representante legal de Meléndez, en las que asegura que ha puesto un recurso de reposición y que, mientras siga abierto el expediente, Meléndez podrá seguir "despachando" sus polvos a sus víctimas y haciendo caja (que de eso se trata, a lo que se ve). Eligio Hernández dice que "ahora se inicia el camino para que por fín podamos defendernos y probar las cosas adecuadamente y que no sean los médicos y farmacéuticos los que opinen sobre un tema sobre el que no tienen competencia". Como no son medicamentos sino nutrientes, dice don Eligio, "se trata de un problema de Derecho alimentario y no sanitario, puesto que tanto la glicina como el ácido aspártico están reconocidos como nutrientes en decretos nacionales y directivas comunitarias sobre alimentación". Por ello, no van a aceptar -y recurrirán hasta donde sea necesario- que éste sea un tema sanitario. Además, dice que ya está patentado en los Estados Unidos. Lo que no se sabe ni dice es qué está patentado y bajo qué nombre, dado que nadie encuentra datos sobre esa supuesta patente en ninguna base de datos.
Llama la atención la insistencia de don Eligio en que no es un tema sanitario. Se dice que los polvos y la dieta curan todas las enfermedades, se contratan médicos -con conocimientos avanzados de informática, Windows y Word (sic)- para las clínicas de Meléndez y, al parecer, se hacen convenios con el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales de la ULL ¿y no es un tema sanitario sino alimentario? ¿Qué perdiz quiere marear el ex Fiscal? La asociación de diabéticos pregunta a la Consejería de Sanidad sobre los polvos, dado que a sus asociados se les dice que tomando éstos podrán dejar la insulina ¿y no es un tema sanitario? Se tratan cánceres ¿y no es un tema sanitario? ¿Qué es, pues, un tema sanitario? habrá que preguntarse.
Por su parte,
La Opinión de Tenerife amplía hoy su primicia de ayer y afirma que Sanidad decomisará los polvos y que no se excluyen otras acciones en contra de Meléndez, en concreto señala que "habrá acciones administrativas y judiciales" citando fuentes de la Consejería de Sanidad. Al fin la administración sanitaria regional considera "que el uso que el catedrático estaba haciendo de estos factores era equiparable a un medicamento y que, por ello, es ilegal que se dispensen fuera de los canales farmacéutico y médico."
Como Meléndez sigue despachando los polvos como si nada sucediera, el periódico señala que la Consejería tendrá que llegar "al extremo de la "ejecución forzosa del acto administrativo" o lo que es lo mismo, a la incautación de los productos ilegales si Meléndez no depone su actitud. Recuerdan que esta fase de la acción administrativa sólo se dirige hacia los productos con el fin de proteger a la población y que, independientemente de ello, las acciones administrativas y judiciales contra el catedrático siguen su curso." Buena noticia: habrá acciones judiciales y no sólo administrativas.
Aún hay mucha confusión sobre el asunto y sería bueno que la Consejería de Sanidad emitiese un comunicado al respecto. O, al menos, que la Consejera y Vicepresidenta del Gobierno, compareciera ante la opinión pública informando de forma clara. Imaginamos la inquietud y el desconcierto de los pacientes/víctimas de Meléndez ante estas informaciones, sobre todo aquellos que eran fieles creyentes en las doctrinas de las "matemáticas del metabolismo" que Meléndez decía haber "descubierto" con papel y lápiz. Ya
Paulos señaló que el anumerismo, es decir, el anafalbetismo matemático, abona un suelo fértil para el crecimiento de la pseudociencia. Con este desdichado caso hemos podido comprobar la certeza de su afirmación.
No sé si éste será el principio del fin del caso Meléndez. La administración y la justicia son lentas en sus procedimientos y más si, como es el caso, los apoyos políticos son importantes. El propio Eligio Hernéndez, en un argumento demencial, señala que el producto es consumido por más de 7000 personas "entre las que se encuentran gente muy importante de nuestras Islas, médicos y farmacéuticos incluidos". Como si eso fuera una garantía.
En cualquier caso, estas tardías acciones de la Consejería de Sanidad, y las actuaciones administrativas y judiciales que puedan venir detrás, son una buena noticia para este blog y para todos los que desde sus páginas han contribuido a aclarar ese tenebroso asunto. Al menos podemos empezar a pensar que no vivimos en otro planeta. Yo agradezco de corazón a lectores y comentaristas del
Melendezgate el apoyo recibido. En especial al doctor Javier Corzo, que se ha mostrado indesmayable en dar la cara en los medios de comunicación y en estar a contracorriente, aguantando estoicamente los ataques personales (aquello de la "envidia" y los "celos profesionales") y perdiendo su valioso tiempo en combatir el que me parece que ha sido más importante caso de pseudociencia española de los últimos tiempos.