La envidia, ya se sabe, no tiene fronteras. Por eso, en Asturias los médicos tampoco están de acuerdo con los ilegales y nada éticos procedimientos de Meléndez. Se ocupan del caso en el Principado por los ascendientes asturianos de Meléndez. Vean lo que se dice en el periódico
La Nueva España:
Especialistas asturianos consultados por LA NUEVA ESPAÑA no otorgan crédito alguno a la supuesta eficacia de los polvos «milagrosos» con los que un catedrático de Bioquímica de origen asturiano asegura que puede curar enfermedades como la diabetes, la osteoporosis y el cáncer. Los mencionados expertos consideran recomendable que la Administración sanitaria tome cartas en el asunto.
«La investigación clínica en humanos es un proceso serio y complejo, y debe guiarse por el rigor y la ética. Ninguno de estos remedios "milagrosos" responde a estas características», afirmó Isabel Palacio, responsable del área del cáncer del Servicio de Salud del Principado (Sespa), en referencia a los tratamientos auspiciados por Enrique Meléndez-Hevia, profesor de la Universidad de La Laguna, quien tiene como uno de sus principales promotores a Eligio Hernández, ex fiscal general del Estado.
La doctora Palacio subrayó que el anuncio de la curación o mejoría de un cáncer en un paciente aislado o concreto «no pasa de ser una anécdota sin validez científica; no constituye un experimento científico, y sus resultados pueden deberse al azar». La responsable del área del cáncer lamentó que se susciten «falsas expectativas en personas con importantes problemas de salud». Asimismo, censuró «el afán de notoriedad, la falta de preparación y, en muchos casos, la ambición sin escrúpulos» que, a su juicio, guían estas informaciones. «Cualquier científico con un mínimo de nivel científico y ético huiría de difundir sus descubrimientos sin que éstos hubieran seguido todos los pasos que el método científico contempla», enfatizó Isabel Palacio, quien agregó que «la Administración debe ser ejemplar en perseguir y castigar este tipo de conductas, como creo que así lo está haciendo».
En similares términos se pronunció Ángel Jiménez Lacave, jefe del servicio de oncología del Hospital Central de Asturias, quien indicó que, «por los datos de los que dispongo, los planteamientos de este señor no tienen sentido, porque el desarrollo del cáncer, fruto de alteraciones genéticas, no tiene nada que ver con la ingesta de aminoácidos». El doctor Lacave tiene la impresión de que, en el caso del catedrático de La Laguna, «estamos ante otro remedio espectacular, basado en anécdotas y casos concretos y no en estudios serios con varios cientos de enfermos».
«No hay panaceas», señaló, de entrada, Francisco Díaz Cadórniga, jefe del servicio de endocrinología del Hospital Central. El doctor Cadórniga no considera verosímil «descubrir una fórmula magistral que sirva para enfermedades de origen tan diverso» como la que proclama Meléndez-Hevia. En lo relativo a la diabetes tipo 2 (la mayoría de los casos), explicó que con un tratamiento adelgazante «la situación del enfermo mejora e incluso pueden normalizarse los niveles, pero eso no significa que esté curado». En todo caso, precisó Cadórniga, «eso es el resultado de una dieta, no de unos polvos milagrosos». En cuanto a la diabetes tipo 1 (la que padecen niños y jóvenes), fruto de la destrucción de células beta, indicó que «no se puede ni prevenir ni curar con unos polvitos, y si no se trata con insulina se corre un severo riesgo».
El endocrinólogo asturiano calificó de «poco prudente y poco lógico» que un profesor de bioquímica «esté dando unos tratamientos que no se sabe muy bien qué son», por lo que estima conveniente «que el Ministerio de Sanidad tome cartas en el asunto y aclare estas circunstancias».
Ya ven lo envidiosos que están y lo poco "patriotas" que son estos asturianos, que tampoco apoyan a un colega que "es de allí" al menos en su ascendencia. Digo esto con toda la coña (por si hay alguien que lo toma literalmente), dado que dentro del repertorio de insultos con los que se nos regala a los que hemos criticado como pseudocientífica la actividad de Meléndez está lo de que no apoyamos a "uno de los nuestros" y que en Tenerife al que descuella un poco (léase Meléndez) se le "escacha" por envidia. Como si lo que hicera buena o mala una afirmación (la de que los polvos lo curan todo) y unas prácticas (las de experimentar directamente con humanos sin controles) fuese el lugar de nacimiento o de residencia de quien las hace. Pero bueno, cuando no hay otra cosa que decir, el insulto y el ataque a las personas es el único recurso. Y el apelar a los intereses espúreos de médicos y farmacéuticos que ven "peligrar" sus trabajos y sus medios de vida ante la amenaza de los polvos curalotodo. Menos mal que, según Andrés Chávez, las universidades estadounidenses ya se están peleando para llevarse a Meléndez a investigar (¿o será hinbestigar?) allí. Dado el éxito que en tierras yankis está teniendo esa doctrina del Diseño Inteligente, no es de extrañar que en los planes del inteligente diseñador aparezca una panacea universal milagrosa. Ya se sabe que Dios aprieta pero no ahoga...
Mientras tanto, en Tenerife, los grupos parlamentarios no quieren entrar a opinar sobre el tema Meléndez, dado que todos tienen adeptos en sus filas. Tanto
La Opinión de Tenerife como
El Día recogen el escaqueo de los partidos ante este espinoso tema. Por su parte, Meléndez ha prometido que a partir del lunes seguirá vendiendo los polvos (que ya llegó el "container"), así que no se pongan nerviosos los consumidores que no les va a faltar la dosis, hasta que la justicia no intervenga de forma tajante.
Y entretenidos como estamos con este culebron polvoriento se nos está pasando ocuparnos de los estragos que el "picudo rojo" está haciendo en Las Palmas de Gran Canaria. Adiós a las palmeras de la plazoleta de Farray, captura de un
"picudo" en Usos Múltiples víctima de una "trampa de feromonas" (¡ay, el sexo que siempre nos pierde!) y directamente amenazados los palmerales del Guiniguada. Tarde como siempre, el Gobierno de Canarias ha empezado a actuar. Es la tónica de ATI-CC y Adán Martín al parecer: cuando las cosas ya casi no tienen remedio, cuando ya el problema se ha hecho crónico y combatirlo se hace muy costoso o imposible, el Gobierno de Canarias se da cuenta de lo que hay y -¡peligro!- elabora un plan. Esto vale tanto para las infraestructuras eléctricas, para la operación Eolo, para el picudo rojo o para los polvos de Meléndez. Siempre tarde y mal. Debe ser la pachorra isleña... ¿a qué hacer hoy lo que se puede hacer el año que viene?