Hoy
El Día publica un testimonio de una paciente negativamente afectada por los polvos de Meléndez. "Podía haberla matado sin querer" dice esta madre, que llevó a su niña diabética a Meléndez y, después de 8 meses de tratamiento con dietas y polvos, la niña sufrió una insuficiencia renal. Al fin se atreven los afectados a ir saliendo a la luz, pese al documento que firman, según se dice, eximiendo al IMC de toda responsabilidad por ser conejillos de indias voluntarios. Valiente ha sido esta mujer, porque ir contra corriente no es fácil en un sitio pequeño como Tenerife. Dice ella que la movió la decisión del juez de no cerrar el Instituto del Metabolismo Celular que ya
comentamos. Curioso un detalle que comenta: que en el IMC se les recomienda no informar a los médicos de que se están consumiendo los polvos. Ya sabíamos que esto es así y que sólo cuando los enfermos se ven muy presionados, comunican que son consumidores de los factores. Una irresponsabilidad más en este asunto del "caso Meléndez" plagado de irresponsabilidades y malas prácticas desde el principio.
En el mismo sentido,
El Día recoge también las declaraciones del jefe del Servicio de Ordenación Farmacéutica de la Dirección General de Farmacia del Gobierno de Canarias, Miguel Sosa, señalando la indefensión que dicha decisión judicial ha producido a la sociedad canaria. Dijo que "en el caso de que pase algo, la población no podrá reclamar a la Administración sanitaria". Pareciera que el juez, tratando de evitar la indefensión de los intereses de Meléndez y sus empresas, nos condena a todos, especialmente a los clientes de Meléndez, a la indefensión.
Lo único bueno es que empiezan a perder el miedo los afectados por los procedimientos del IMC. Hasta ahora, sólo se publicaban las mejorías y los casos adversos eran tratados como si no fueran reales. Quizás empecemos a ver un cambio de actitud en los medios de comunicación y podamos conocer el lado oscuro de los polvos, sobre el que tanto nos advirtió nuestro querido colaborador Javier Corzo, cuya ausencia nos sigue doliendo profundamente.
(ethicamorecibernetica@gmail.com)