Aparece hoy en casi todos los periódicos los resultados del estudio sobre la Juventud llevado a cabo por la
Fundación Santa María. Como la Fundación está vinculada a la Iglesia Católica, el estudio -al menos en lo que la prensa recoge de él y que procede de lo que la propia Fundación ha destacado- se centra en las creencias religiosas y la valoración que de la Iglesia Católica tienen los jóvenes españoles. En 10 años ha crecido el desapego de los jóvenes hacia el catolicismo: en 1994 el 77% de los jóvenes se declaraba católico, mientras que 10 años después lo hace el 49%. Pero de éstos, sólo el 10% se considera católico comprometido. Un 20% se declara agnóstico, indiferente o ateo: curiosa forma de agrupar cosas muy distintas, aunque desde el punto de vista de la Fundación vengan a ser lo mismo. El 31% restante no sabemos si son creyentes de otras religiones, lo cual nos daría un indicio del grado de pluralismo religioso en la católica España.
Llama también la atención el hecho de que la Iglesia Católica esté tan mal valorada por los jóvenes y éstos desconfíen tanto de ella. Parece estar al mismo nivel que la OTAN, las multinacionales o el ejército, en la cola de la escala de confianza y de aprobación. Uno de los autores del estudio, el catedrático de sociología Juan González-Anleo, señala que esto se debe a que las posiciones de la Iglesia Católica frente al sexo son impopulares, a que la secularización de la sociedad ha aumentado, al igual que lo ha hecho el laicismo en la educación (cosa ésta última discutible, por cuanto los Gobiernos del Partido Popular durante 8 años pusieron la enseñanza de la religión católica al mismo nivel que la de las matemáticas o las ciencias). Según la prensa, los jóvenes confían en la familia, los amigos y las ONG y consideran el tiempo libre muy importante para oir música, ver TV o estar con los amigos. No para leer, dato éste no por conocido menos importante. El
ABC destaca la baja autoestima que muestran los jóvenes: se consideran egoístas, consumistas y con poco sentido del deber y del sacrificio, pese a valorar tanto a las ONG.
Otra cosa que me ha llamado la atención de estos resúmenes de prensa es que se destaca que los jóvenes no se identifican con España o el Estado, sino que tienden más a identificarse con lo local: su pueblo o ciudad, su comunidad autónoma.
La Provincia señala que los jóvenes canarios, un 62'5%, se sienten más canarios que españoles y que encabezan el ranking por regiones, seguidos por los vascos, asturianos y gallegos. Esto se considera un índicador de nacionalismo, lo que situaría a los jóvenes canarios como los más nacionalistas de España. Sin embargo, a mí esta ecuación entre sentimiento de identificación y nacionalismo siempre me ha parecido un poco traída por los pelos, en la medida en que "sentirse más canario que español" no implica compartir o profesar una ideología nacionalista, máxime en el caso de Canarias donde no hay un nacionalismo definido como sucede en el caso de Cataluña o el País Vasco. Más bien parece que a mayor lejanía de Madrid menor sentimiento españolista, pues tampoco se puede hablar de un nacionalismo asturiano y el 52% de los jóvenes asturianos también se sienten más asturianos que españoles.
En fin, será cuestión de esperar a disponer del estudio en su totalidad para conocer mejor cuáles han sido las preguntas y, por tanto, poder valorar las respuestas y los resultados obtenidos. Lo que sí parece claro es que la Fundación Santa María ha constatado que el mensaje de la Iglesia Católica no llega a los jóvenes y éstos no lo comparten: aprueban el divorcio y el aborto, aprueban el matrimonio homosexual y la adopción de niños por éstos y están más preocupados por el paro o el terrorismo que por salvar sus almas, valoran más el presente que el trascendental e hipotético futuro del más allá. Dudo que estos datos hagan reflexionar a la jerarquía eclesiástica y cambiar sus doctrinas oficiales, pues quien se cree en posesión de la verdad revelada, la única verdad además, no es propenso a modificarla.