Apenas hay novedades en la prensa en torno a Meléndez y el IMC. Ni siquiera sabemos si ya les han llegado los polvos, que estaban tan enfadados algunos con su carencia. Del juez y de la denuncia de Sanidad, para qué hablar. Eso entró en una especie de agujero negro procesal y ahí parece que va a quedarse. En el limbo jurídico de los expedientes incómodos.
Bonito papelón para la Vicepresidenta y Consejera de Sanidad, Maria Mar Julios. Pero tiene una explicación su postura bifronte, de por un lado prohibir y por otro tolerar y tragar. Lo que sucede realmente es que a Maria Mar la votan en Gran Canaria y el daño electoral con que Meléndez ha amenazado a Adán Martín se produce en Tenerife, que es donde radica el grueso del mercado melendeziano de los polvos mágicos y donde están los votos de ATI.
Meléndez va incrementando mágicamente las cifras de su clientela, cifras que todos dan por buenas sin que haya comprobación. Meléndez dice ahora que tiene 18 mil pacientes, pero no sabemos si eso es cierto o si, como otras veces, por ejemplo, las famosas patentes, la verdad ha sido camuflada y moldeada. Los 18 mil pueden ser todos los que hayan pasado por sus manos en estos años, lo que no significa que estén siendo todos tratados ahora mismo. Es su base de datos de clientes, pero no su cartera de clientes, por decirlo en términos empresariales, pues de una empresa se trata. Sus beneficios, dice Meléndez y lo creemos, se destinan a investigación.
Cuando se le dispara la imaginación, Meléndez ve los increíbles beneficios del "mayor negocio de la historia" (sic) y sueña con una universidad donde enseñar bioquímica melendeziana. No sé por qué acude a mi mente la Universidad Invisible de Ankh-Morpork de las novelas de Pratchett. Debe ser cosa de asociaciones inevitables. Hacer una universidad es una cosa muy seria y es de risa leer en el periódico cómo Meléndez la crea con tanta facilidad ¡y nada menos que para enseñar medicina! Como no ha logrado convencer a sus
colegas de Universidad, Meléndez va a crear una universidad donde todos le den la razón. Muy universitario sin duda.
Ahora, en el envite a 4 que se tiene con el Gobierno, ha sacado la malilla, el 2 de lo virado, los 18 mil potenciales votantes que no sólo le han entregado el cuidado de su salud y su dieta sino también su cuota de ciudadanía, su derecho al voto. La cosa es muy fuerte. Lo de Meléndez, como hemos observado otras veces, empieza a parecerse a una secta neoreligiosa de la que él es gurú supremo. Si es un farol, sólo él lo sabe. Pero no deja de sorprendernos la dureza del envite y la certeza de que los polvos serán determinantes en la orientación del voto. "Adán: que te quedas sin 18 mil votos"
Con esta muestra de poderío político, el innovador Meléndez asoma una faceta más de su encarnación del modelo shumpeteriano. Sanidad lo tiene denunciado por vender fármacos no legales y él insiste que no son fármacos sino nutrientes. Y la amplia comunidad de usuarios y compradores de estos pseudofármacos/pseudo nutrientes -y nosotros pensamos que los está usando como fármacos y que Sanidad tiene razón- se organizan para ganar este pleito de definición de la realidad a las autoridades, a las que acusan de estar en connivencia con los intereses de las malvadas multinacionales farmacéuticas, uno de los grandes enemigos de Meléndez.
Los problemas que ha tenido Meléndez con las empresas suministradoras de los polvos ponen de manifiesto que las cosas no estaban muy claras y que tampoco lo estaban las condiciones en las que se estaba envasando un producto industrial para consumo humano Ante este revés, Meléndez accede nada menos que a Radio Club y le canta el "envido, siete" al Gobierno de Canarias, especialmente a Adán Martín. "Como me sigan molestando, los votos de mis pacientes no irán para tí y tu partido" Surge el Meléndez empresario político, amagando gestionar un capital político de 18 mil votos, que no es algo desdeñable en Tenerife. Y de ahí en adelante, el silencio, no sé si de omertá o de silencio administrativo, pero silencio al fin y al cabo. No sería de extrañar que Nacho, que va recolectando talentos, lo fiche para el CCN o como se llame ahora su club.
Hay que reconocer que la de Meléndez es toda una clientela en los múltiples sentidos de esta palabra. Lo propongo desde ya como candidato al premio de empresario innovador del año.