Está pasando en el mundo una gran catástrofe con los bombardeos de Líbano y la crísis humanitaria en esa zona. Hoy hay un interesante artículo del profesor Kepel en
El País, donde analiza el nuevo escenario que ha motivado la respuesta israelí al secuestro de sus soldados, que no es más que el fracaso de las actuaciones en la zona desde hace ya demasiado tiempo. Nos hemos acostumbrado al conflicto de oriente próximo y, desgraciadamente, casi nos parecen habituales las muertes y atentados diarios. Nada podemos hacer salvo expresar nuestro rechazo y masticar nuestra impotencia.
Pese a estos graves acontecimientos, en Canarias se siguen dando espectáculos grotescos y surrealistas que dan vergüenza ajena. Me refiero al protagonizado por el Presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Manuel Soria, que es también el presidente del Partido Popular de Canarias. Este señor, embarcado en su particular cruzada contra el mal, entendida como lucha sin cuartel contra el gobierno de Zapatero, que le desbarató por completo los mimbres de su poder y su influencia en el gobierno regional como intermediario y conseguidor en el gobierno estatal, ha montado un número que merece ser glosado por lo desmesurado y lo sintomático del estado mental de una parte importante de la clase política local.
Resulta que hay un acto de entrega de orlas de una promoción de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en el Auditorio Alfredo Krauss, a cuya fundación gestora pertenece el Cabildo de esta isla. El Cabildo patrocina el acto porque hace a los estudiantes un descuento importante en el alquiler de los locales, a condición de que Soria ocupe un papel destacado en la ceremonia, pues estos actos de entregas de orlas se han convertido en actos sociales de muchas campanillas, mucho estreno de modelitos, mucha familia y amigos reunidos y mucha fiesta. El problema ha sido que los alumnos de derecho, entre los múltiples padrinos que eligen para que los guíen por su periplo como futuros juristas y abogados, tienen padrinos académicos y padrinos institucionales y uno de estos padrinos institucionales era el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, profesor de esa Universidad y de esa Facultad.
Pues bien, parece que entre un ministro del reino y el presidente de un cabildo insular, el protocolo del Estado deja bien claro quién está encima de quién, y cómo han de desenvolverse los actos en que los representantes coincidan. Al ministro le corresponde cerrar el acto, pues para eso es ministro. Pero para Soria, el ministro, al ser parte de su particular eje del mal, ha de estar por debajo. Y la jefa de protocolo del Cabildo, doña Pino Bosch, en una perla que pasará a la historia de las meteduras de pata, dice delante de testigos que o bien Soria cierra el acto de entrega de orlas o los alumnos se quedan sin la rebaja de 3000 euros que el Cabildo les hace del alquiler del Auditorio. Dice doña Pino: "Mira, nosotros en el Cabildo nos pasamos el protocolo de Estado por el borde del dobladillo", según cuenta
CanariasAhora.com, lo que viene a ser una preciosa metáfora del más vulgar forro de los cataplines, pues la señora tiene mucha clase y es de buena familia.
Al final, todo se solucionó e imperó el protocolo del Estado, como no podía ser de otra manera. Pero en este final de curso, con tanta orla, no es el único numerito que se monta el señor Soria. Hace unas semanas, el rector de la ULPGC, dejó de asistir a la entrega de orlas de la promoción de Telecos de su universidad, que tenía lugar en la propia universidad, pues el señor Soria tampoco dejaba que el rector cerrara el acto en su propia casa. Si no diera tanta vergüenza ajena, nos daría risa. Como la cosa es tan local y tan insignificante, nadie hará caso del incidente, pero no deja de ser un síntoma del estado mental que muestran los dirigentes del Partido Popular desde que las urnas los desalojaron del poder.
En fin, que ya que el monstruo del lago Ness lleva unos años sin aparecerse para rellenar los periódicos del verano, Soria ocupa su lugar. La diferencia es que Nessie no existe y el presidente del PP canario, aunque a muchos les parezca "un ser que no puede ser", sí existe y, lo que es peor, representa a la máxima autoridad insular y ya se ha proclamado candidato por su partido a presidente del gobierno canario en las próximas elecciones.
La razón y la cordura se han ido de vacaciones. En el mundo en general y en Canarias en particular. No sabemos la fecha de regreso.