Empezó con los bombardeos israelíes sobre Líbano, que ya llevan más de un mes y han ocasionado una tragedia humanitaria, entre muertos civiles y refugiados y desplazados que alcanza ya las 900 mil personas, sin posibilidad de hacer llegar ayuda humanitaria de ningún tipo, ni alimentos, ni ayuda médica. La destrucción es absoluta: no dejar piedra sobre piedra, arrasar el país y conquistar el río Litani. El terrorismo de las milicias chiíes se combate con el terrorismo del ejército de Israel. La desproporción es absoluta.
Un mes después, la ONU sigue sin hacer un llamamiento contundente al alto el fuego y, como si fuera la gran cosa, anuncian que hoy es probable que se vote una petición de "cese de hostilidades". Da igual lo que diga la ONU y su Consejo de Seguridad, porque Israel sólo obedece las resoluciones que le convienen. Y los Estados Unidos tienen poder de veto y lo ejerce cada vez que algo no les conviene a sus intereses. La ONU es un simulacro de que sigue existiendo algo llamado Derecho internacional, cuando ya todos tenemos claros que nada de eso existe, pues nadie tiene ni fuerza ni arrestos para oponerse al poderío militar estadounidense. Son los dueños del mundo y su ley es la fuerza.
Desde hace dos días nos meten el miedo en el cuerpo con el "descubrimiento" de esa trama que pretendía atentar contra los vuelos entre el Reino Unido y los Estados Unidos, trama que tiene como actores principales a ciudadanos británicos de origen pakistaní. Blair necesita de un pánico colectivo que le permita justificar su apoyo a la invasión de Líbano, y a la de Iraq. En esta trama "descubierta" por Scotland Yard todo son sospechas y suposiciones. No digo que sea un invento y una manipulación burda de la opinión pública mundial, pero no está clara esa trama ni esos peligros, mientras que sí está clara la amenaza y el meter miedo con los "islamistas", encarnación del mal supremo que amenaza a todo "occidente". Guerra de civilizaciones, guerra de religiones, pero sobre todo guerra por los recursos: petróleo y agua.
No recuperados aún del conflicto libanés, que va cayendo de las primeras páginas de los periódicos y de las aperturas de los telediarios y boletines de noticias, se produce otro tipo de terrorismo, este más local y doméstico: los pavorosos incendios provocados de Galicia. Estos hechos nos desbordan emocionalmente. Vendetas políticas, intereses especulativos, resentimientos personales... aún no se saben las causas y motivos de los múltiples pirómanos que han detenido. Entre otros blogs,
Akin ha dedicado muchas de sus
Desbarradas al asunto, con escalofriantes fotos y testimonios. No sabemos aún si hay una sola trama organizada o son varias, una especie de río revuelto en el que "pirómano llama a pirómano" en un perverso efecto mimético. Lo que está muy claro es que son incendios provocados y que se trata de una industria del fuego de la que alguien va a beneficiarse a corto o a medio plazo.
En fin, que nos están poniendo las vacaciones muy cuesta arriba. Desde la impotencia y la rabia sólo podemos decir ¡basta ya!, ¡nunca mais! Maspik!