Sin caer en la histeria antichavista (ni su espejo, la histeria chavista), me parece que El País (Prisa) confunde en este caso, como en otras ocasiones, la libertad de expresión con la libertad de empresa. De esto último sabe bastante Prisa, que tiene fuertes intereses comerciales en América Latina, y estrechos lazos con Gustavo Cisneros, magnate venezolano de las finanzas y de los medios de comunicación. Parece ser que RCTV no se cierra, y seguirá trasmitiendo a través de las emisoras y por los servicios de cable. Lo que importa es lo que haga el gobierno venezolano con la frecuencia cuya licencia no se ha renovado (que es de lo que se trata). Si la acaba ocupando una empresa estatal tipo RTVE, pues hablaremos de un simple "quítate tu pa' ponerme yo". Si la entidad pública que acabe haciendo uso supone el acceso de las radios y televisiones comunitarias que se han ido creando en el país, pues no estaremos hablando de un ataque a la libertad de expresión sino todo lo contrario. Habrá que ver qué es lo que ocurre finalmente.
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