Ha sido la dimisión de Mauricio la noticia más comentada en este confuso momento post-electoral en el que, por primera vez en décadas, están abiertas posibilidades reales de cambios en el ejercicio del poder. Muchos aprovecharon para descargar en sus despedidas rencores y resentimientos contra su persona, producto de cuarenta años de conspiración política.
CanariasAhora.es hizo pública, a primeras horas de la tarde de ayer, la noticia de que el gran derrotado de las locales de Las Palmas de Gran Canaria, había dimitido desde el mismo domingo. Como es insólito que alguien dimita en este país, sin entrar en lo que destacan los
editoriales (o
aquí ) y
diversos columnistas (o
aquí), quiero felicitarlo por el gesto, una muestra más de la inteligencia que siempre lo ha caracterizado en su dilatada trayectoria política.
La edad no perdona y los hechos tampoco. José Carlos Mauricio ha tenido el gesto de retirarse con su elegancia de siempre. Dentro de nada, tendremos en los escaparates de librerías y aeropuertos sus memorias y sus biografías, su hagiografía y su demonología. En cualquier caso, sus memorias serán fundamentales para conocer la historia reciente de las islas y las luchas intestinas y feroces de las élites insulares por perpetuarse en el poder.
Dijo Mauricio que quiere recuperar las cosas sencillas, el disfrute de la vida privada que su vida pública no le dejó vivir. Mauricio previó un escenario que el 11 M hizo saltar por los aires. No fue su culpa. Sus datos eran buenos, pero lo imprevisto sucedió. La penosa gestión de la catástrofe hartó a los españoles. A partir de ahí comienza el ocaso y el crepúsculo. En su isla el rechazo popular a su persona venía de mucho más atrás y lo del 27 de mayo sólo fue, como él mismo dice, la derrota final.
Ojo. Quizás esto ha sido sólo la puesta en escena de la "derrota final", un montaje mediático, lo que en jerga sociológica podemos llamar una construcción mediática de la realidad. Que con este hombre nunca se sabe...
Yo personalmente envidio a Mauricio que tiene la fortuna de ser abuelo.