Teresa: Que los medios estatales sean poderosos no agrega ni quita nada al hecho de la injusta calificación de dictador que le cuelgan a Chávez sus opositores.
Hay bobos que creen en la supuesta dictadura sólo porque lo han escuchado en los medios o porque es cómodo sumarse al carro ganador; no piensan, por ejemplo, que si fuera cierto, al presidente venezolano no le habría hecho falta convocar un referendo (democrático), le hubiese bastado imponer la autoridad por la fuerza (suponer que ahora no lo hizo pero que lo hará en el futuro es demagogia barata). El hecho es que Chávez escuchó a su pueblo y los bobos tienen que comerse su discurso palabra por palabra, o cambiarlo por "en vías de dictadura" o artefactos similares.
En mi opinión, Venezuela goza de democracia plena. Parte del pueblo que en su inmensa mayoría lo apoyó para que dirija el país, ayer le dijo que no (tal vez porque le pareció demasiado) y Chávez lo aceptó. Perdió un referendum, pero no los deseos de cambiar su país (para bien o para mal, no lo sé). Queda en el pueblo venezolano decidir si también perdió la capacidad de hacerlo.
La posibilidad de reelección indefinida no significa que la reelección sea indefinida (la potencia no es el acto). Así como el pueblo lo votó en una ocasión y ahora se retrae, igual podría haber apoyado la reelección indefinida y no votarlo en las próximas elecciones.
En un referendo en el que se votan sólo dos opciones es ridículo pretender que haya más de tres resultados posibles: sí, no y abstención. Este instrumento, por lo tanto, no indica polarización ni, mucho menos, que la sociedad venezolana esté dividida y, muchísimo menos, que tal división, si finalmente existe, sea culpa del demonio.
Por último, mucho se habla de la supuesta perpetuidad pero poco de lo que a mi me parecen los verdaderos motivos de la poderosa oposición.
Con el apoyo del pueblo, el gobierno venezolano quiso reformar (y fracasó) más de sesenta artículos de la Constitución. Entre estas reformas se pretendía reducir el horario de trabajo de ocho a seis horas. Las empresas privadas en el país, contentas.
Se pretendía, también, la universalidad del seguro social y el derecho alimentario, y la elevación a rango constitucional de los programas sociales de salud, educación y comida, las llamadas misiones.
Iba a limitar el derecho de propiedad, aunque garantizaba la propiedad de la vivienda y los emprendimientos productivos. Esto es: la tierra improductiva al Estado y no en manos de terratenientes. Los terratenientes, contentos.
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