Si alguien tenía dudas acerca del triunfo de las redes digitales telemáticas, ya puede ir abandonándolas. El ciberespacio ha triunfado ampliamente en nuestro mundo planetario y el cielo no podía quedarse fuera de su impacto. Si lo que no está en los medios casi es como si no existiese en la realidad, el cielo no iba a quedarse fuera de la realidad. Menos aún en estos momentos en que el infierno acaba de ser devuelto a la existencia y sigue amenazando con una eternidad en él a los díscolos y pecadores.
Por ello, el Vaticano ha presentado un
nuevo reglamento para acceder a la beatificación y la santidad, en el que las TIC o nuevas tecnologías son permitidas para grabar en directo los milagros y aportar pruebas de fervor popular que hagan prosperar las causas de los candidatos al santoral.
Barriendo para casa, esta podría ser una buena oportunidad para
La Siervita y su causa. Bromas y coñas aparte, la Siervita atrae cada 15 de febrero a multitud de gente sencilla, que espera de ella la solución a sus problemas prometiéndole algo a cambio, gentes que ponen todo su fervor y sus esperanzas en que se haga el milagro.
Espero y pido que, a la luz de la nueva normativa vaticana, las multimedia locales globales no hagan de estas personas, de la desesperación y la esperanza de los que sufren, pasto de sus cámaras. Merecen un respeto como mínimo. Más respeto y más dignidad que las
momias.