Alfonso González Jerez publica hoy en
Diario de Avisos, en su columna
Me pagan por esto un artículo titulado "Antisoberanismos". El hilo argumental es una fuerte crítica a los artículos de Paco Déniz, licenciado en Pedagogía y profesor titular de sociología en la ULL, quien también ejerce en activo la política en grupos como
Sí se puede o
Alternativa Popular Canaria.
Dice González Jerez:
El nacionalismo es
una doctrina política sustanciada en unas convicciones ideológicas fundamentalmente ajenas a los valores de la mejor tradición progresista de los últimos doscientos años. Desde esta tradición resulta intolerable e inconsecuente que el origen de todo poder político sea la nación, que la libertad y la autorrealización de hombres y mujeres deban identificarse con una nación, que la lealtad a la nación sea prioritaria y que sólo en la construcción de un Estado independiente pueda desarrollarse un proyecto político propio y menos aun democrático y pluralista.
Más adelante sigue
Pero, ¿qué puede esperarse de un nacionalismo de izquierdas? ¿Es posible que una fuerza progresista siga viendo en la armazón de tribunales, ejército, embajadores y oficinas de Hacienda propias un paso decisivo para la felicidad colectiva? Los nacionalismos de izquierda disfrutan simbólicamente de un doble enemigo, el Estado opresor y los colaboracionistas locales. A cambio deberían precisar sus propuestas políticas tácticas y estratégicas en el terreno más concreto e inmediato, sin pretender enfrentarse a los problemas, o incluso resolverlos, con la magia de las palabras empapadas en indignación moral.
Y lo más preocupante:
El nacionalismo ha reverdecido en el centro y el este de Europa después del derrumbe del sistema soviético. Los gobernantes rusos utilizan el nacionalismo como nueva ideología de Estado. El fundamentalismo islámico está aguijoneando y surtiendo ideológicamente a un nuevo nacionalismo árabe. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos surgidos en los último cinco, seis o siete años tienen en el nacionalismo (un nacionalismo de izquierdas, por supuesto) su mascarón de proa y un maravilloso beleño político y electoral. Los nacionalismos disfrutan de un espléndido estado de salud en los albores del siglo XXI, porque han sobrevivido a cualquier doctrina política universalista, como el marxismo.
En resumen, definición de nacionalista:
"gestores de negocios y opositores de conveniencia"
Nota: Mis excusas a González Jerez por esta glosa amplia de su columna de hoy, pero me ha gustado mucho. Leo a veces los artículos de Paco Déniz y me asaltan sensaciones e ideas parecidas a las que él se ha currado, pese a que pertenecemos al mismo departamento de la
ULL.
Y de paso, pues a ver si aumentan alguna decimilla los porcentajes de lectores de artículos de opinión sobre nacionalismo canario... ;-))