Estoy indignada con la noticia que leo en
El País de hoy, sobre la agresión impune perpetrada por la tía del rey Mohamed VI de Marruecos contra el dueño de una gasolinera y su esposa, la abogada Fátima Sabiri, y varios de sus empleados. La real e impune tía, acompañada de una banda de mafiosos, persiguió y apuñaló a las puertas de una comisaría a donde iba a refugiarse a la abogada, ante la pasividad de los policías, que se limitaron a pedir 'misericordia'.
La pseudo democracia marroquí carece de un principio fundamental de la democracia que es la igualdad ante la ley. Los saharauis conocen bien estas desigualdades, así como los sectores más débiles de la sociedad marroquí, que vienen a ser todos los súbditos del rey que no estén emparentados ni hagan negocio con la familia real.
No existen ciudadanos en Marruecos, sólo súbditos del señor. No rigen los derechos humanos en Marruecos, sólo la ley del más fuerte. Así y todo, España, la Unión Europea y los Estados Unidos siguen creyendo que Marruecos es su socio preferente y miran para otro lado cuando suceden estas cosas. Un claro ejemplo es el Sáhara ex español y otro este suceso de hoy, que no es sino uno más de una larga lista de atropellos realizados por la familia del monarca-dictador, que además es califa.
Seguirá la impunidad, seguirá el feudalismo más cruel y seguirán las asociaciones democráticas clamando en el desierto (desierto de libertades y de derechos elementales). A ver si alguien protesta, por ejemplo Moratinos o la Casa Árabe. Pero me temo que nos quedaremos con las ganas. El crimen quedará impune.