Ni blanco ni negro, ni hombre ni mujer
Esa es la impresión que me causaba Michael Jackson: alguien ambiguo e indefinido que, sin embargo, siempre me evoca a una hermana de mi madre, muy presumida y arreglada ella. Nada tengo que decir de su música, su vida y su "reinado" en el pop, ni de su imagen de icono mediático y cultural a nivel mundial. Quizás por ese carácter de líder icónico global, hoy todos los periódicos abren con su muerte a los 50 años, como anoche lo hacían medios digitales y emisoras de radio y tv. "La noticia del día" sentenciaban tertulias y redacciones. Y como ellos fabrican las noticias, es efectivamente la noticia del día.
Este mismo blog aprovecha el acontecimiento para volver a la luz después de un prolongado silencio. Silencio que no tiene su causa en la ausencia de acontecimientos reseñables, criticables y 'protestables' (perdón por el palabro), sino en la ausencia del bien más preciado y básico: el tiempo. Bolonia y otros entretenimientos de diversa índole se han comido todas mis horas, pero la llegada del ansiado verano afloja los ritmos laborales y vitales y ya se ve cerca el final del túnel.
Los medios de comunicación necesitan que sus públicos necesiten mitos, que sean mitómanos adictos a los mitos que ellos les fabrican. Llevaban años con el de Michael Jackson. Su muerte a los 50 años -no jovencito pero tampoco mayor- les pone en bandeja el negocio. Ya hay relleno para el seco verano informativo. Como ya no aparecen ovnis ni Nessy se deja ver en Escocia, este verano el papel se llenará de imágenes y textos con la vida y milagros, verdaderos y falsos, de este señor nacido negro que me recuerda a una señora blanca que es mi tía.
Descanse en paz Michael Jackson. Ahora le toca el turno a los buitres de su carroña.
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